-En la práctica del arte, la luz de neón me ofrece fragilidad, intensidad, intimidad y la posibilidad de dibujar un mensaje urgente, directo, inmediato. Si bien está fuertemente asociado a la publicidad y a la fisonomía de la ciudad de noche, en mi obra aparece entre una diversidad de materiales, como resultado de la prioridad que le asigno a la idea y al proceso creativo sobre el resultado final.
-Estás en dos muestras simultáneas en Bs As… ¿cómo describirías este momento de tu carrera?
-La muestra restrospectiva en el Parque de la Memoria de Buenos Aires es para mi una sonrisa en un mundo hostil. El mundo del arte parece amable pero no lo es. Es difícil. Es altamente competitivo y además es desproporcionadamente injusto para los artistas del interior. Llegar con una invitación a trabajar en un proyecto en una de las salas más lindas de Buenos Aires fue un trabajo excepcional. En principio me ofreció una lectura de los últimos 12 años de la historia de Dolores de Argentina. Reunir mi obra me ayudó a hacer un análisis que de otra manera no hubiera podido hacer. La muestra en la Home Gallery de Maria Casado es otro desafío que se relaciona con la posibilidad de mostrar la manera de vivir en forma cotidiana entre piezas de arte contemporáneo. Cada una de las situaciones fue diferente entre si. En lo personal tengo sentimientos encontrados. Por un lado tengo la posibilidad de comunicar con fuerza, pero por otro, la sobreexposiciónn me fragiliza.
-¿Qué repercusiones hubo sobre la muestra en el Parque de la Memoria?
-Entiendo que la muestra generó buena aceptación. Además se pudo leer que las continuas referencias a mi misma empiezan a convertirse en una característica de mi obra, una marca. Pero la máxima repercusión fue personal. No entrás y salís del Parque de la Memoria siendo la misma persona.
-¿Se está abriendo otra dimensión de trabajo con el arte público, sentís que "te llaman más"?
-El arte público pone énfasis en el comportamiento más allá de un producto. Es una nueva mirada, un espacio donde interactúan los ciudadanos. Creo que es una nueva manera de entender el mundo. El artista actúa en el contexto social y la producción se vincula a éticas de posicionamiento. Es un comportamiento. Una producción viva que interroga y cuestiona. En mi caso, me da la posibilidad de transitar los intersticios, trabajar en los lugares de cruce. ¿Si me llaman más? Si. Me invitan cada vez más seguido a presentar Ideas, es verdad. Quizá tenga que ver con un dominio de la escala o con la posibilidad que ofrezco de activar nuevas discusiones. El arte público empieza finalmente a tener una presencia real como práctica artística. La primera pieza de arte público la hice en 1999 cuando intervine los túneles de la Línea C de los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires, con palabras en neón color ámbar. En ese entonces era una práctica netamente experimental.
-¿Qué vas a hacer en Tecnópolis?
-Me invitaron a participar con una pieza de neón a gran escala, un ejercicio de densidad. Será un sistema o un Atlas.
-El Parque de la Memoria tiene un peso político muy específico. Tecnópolis también. ¿Cómo te llevás con los significados que tienen esos lugares?
-Ambos espacios tienen la profundidad que intento asignarle a mi trabajo. Y me interesan especialmente por su peso político. Mi campo de acción es el arte público que es un espacio político. Estoy muy intrigada en saber como voy a continuar. Me siento libre para elegir donde y cuando quiero mostrar mi trabajo y eso es lo que hago. Elijo estar ahí con compromiso. De la misma manera, decliné una invitación a exponer en el Museo Caraffa en las dos últimas gestiones. Hago lo que pienso que debo hacer según mi compromiso con la realidad.
-¿Es tu mejor momento?
-Esta pregunta voy a responderla con una frase de Wittgenstein que leí una vez, cuando dijo: " Mi obra se compone de dos partes: aquello que hice y aquello que todavía no hice. Ciertamente esta segunda parte es la más importante."
(Fragmento de un reportaje por Emanuel Rodriguez para La Voz del Interior) año 2012